jueves, 8 de octubre de 2015

AUTOCONCEPTO




Con la llegada de la adolescencia se van a producir una serie de cambios físicos y psíquicos que van a tener una importante repercusión sobre el autoconcepto del sujeto, que experimenta modificaciones que pueden romper el equilibrio alcanzado en la etapa anterior. En cuanto a los contenidos que el adolescente suele incluir en el concepto de sí mismo, hay que destacar que los cambios físicos propios de la pubertad les obligarán a revisar la imagen que hasta entonces habían construido para incluir los nuevos rasgos que empiezan a configurar su nuevo cuerpo de adulto. No es extraño que sobre todo en la adolescencia temprana, las definiciones que chicos 18 y chicas hacen de sí mismo incluyan muchas referencias a características corporales, ya que su aspecto físico representa una sus principales preocupaciones. Estas alusiones a su apariencia irán disminuyendo paulatinamente, siendo poco a poco sustituida por rasgos referidos a su sistema de creencias, su filosofía de vida o sus expectativas de futuro. La responsabilidad de este cambio es de la mayor capacidad para la abstracción que caracteriza al pensamiento formal, que, unida a la tendencia a la introspección propia de estos años, incrementará a partir de la adolescencia media la propensión de chicos y chicas a definirse a partir de su interior psicológico, con frecuentes referencias a pensamientos, sentimientos, aspiraciones y deseos. También la importancia que adquieran durante estos años las relaciones sociales va a tener un reflejo en los contenidos del autoconcepto, aunque las simples referencias a vínculos personales más propias de la niñez, van a verse reemplazadas por las descripciones interpersonales. Así en el autoconcepto de los adolescentes más jóvenes aparecen las características o habilidades sociales que influyen con las relaciones con los demás, o los que determinan la imagen que los demás tienen de uno mismo. También en la estructura y organización del autoconcepto van a tener lugar una serie de cambios importantes a lo largo de la adolescencia. En los primeros momentos que siguen a la pubertad, el concepto de sí mismo va a estar compuesto por una serie de abstracciones que integrarán algunas características que guardan relación entre sí. Sin embargo el adolescente no va a disponer aún del control cognitivo necesario para poner en relación los distintos elementos que componen el autoconcepto y construir una imagen de sí mismo integrada y diferenciada, por lo que estas primeras abstracciones permanecerán separadas y sin relacionarse entre sí. Esta incapacidad para integrar características que pueden resultar contradictorias tiene un aspecto positivo, que es evitarle los conflictos que pudieran derivarse de estas incongruencias. Con el avance de la adolescencia, van a establecerse las primeras conexiones entre abstracciones y entre rasgos que pueden ser opuestos. La toma de conciencia de estas 19 contradicciones entre sus distintos yoes  puede empezar a ocasionar al chico o chica cierta confusión, lo que podría explicar algunas actitudes y comportamientos incoherentes que con frecuencia se observan en la adolescencia. Hay que tener en cuenta que durante la adolescencia se amplían los contextos en los que chicas y chicos participan y se asumen nuevos roles; cada uno de estos contextos va a tener su importancia y proporcionará información al joven sobre su imagen, ejerciendo una influencia distinta según las demandas que planteen los adolescentes: los padres pueden pedir obediencia, respeto y amabilidad; los iguales lealtad o amistad; su pareja, ternura y compromiso; la escuela, esfuerzo y disciplina. Es de esperar que el autoconcepto incluya o refleje esas diferencias entre contextos y no sea algo monolítico, sino que por el contrario tenga diversos componentes, dando lugar a un autoconcepto múltiple. El grado de coherencia o similitud entre estos componentes varían mucho de un sujeto a otro dependiendo de distintos factores, como, por ejemplo, las discrepancias entre lo que padres, educadores e iguales esperen del adolescente. Será en la adolescencia tardía y con el avance en el pensamiento formal, cuando la capacidad de coordinar abstracciones simples en abstracciones de orden superior hará que el joven pueda integrar en un autoconcepto coherente todas esas imágenes diferentes e incluso contradictorias. El autoconcepto es el elemento central de la identidad personal, integra en sí mismo elementos corporales, psíquicos, morales y sociales. Los cambios fisiológicos exigen revisar y restablecer la imagen del propio cuerpo: La preocupación por lo físico pasa a primer plano, junto con la representación de sí mismo. Hay una necesidad enorme de reconocimiento por parte de los otros, se requiere el reconocimiento y la aceptación de la identidad por los adultos y los iguales que se tornan muy significativas. Es este reconocimiento y aceptación lo que asegura un concepto positivo de sí mismo. (Contreras y Javier, 2007)




http://www.uaeh.edu.mx/nuestro_alumnado/esc_sup/actopan/licenciatura/Aplicacion%20taller%20de%20educacion%20adolescentes.pdf

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